El LFA es el primer superdeportivo de la japonesa Lexus. Para los que no saben, Lexus es una marca comúnmente llamada el "Mercedes japonés", o también "la más aburrida del mundo". No porque sus autos sean malos, es más, tienen tan excelente ingeniería y armado, que de alguna manera pierden su alma. Así que cuando la marca anunció que produciría un deportivo, sonaba un poco raro.
El LFA está equipado con un V10 de 4.8 lt ubicado en la zona medio-frontal, que produce 552 BHP, una velocidad máxima de 326 km/h y una aceleración de 0 a 100 en 3.6 segundos. La marca escogió un V10 por sobre un V8 (por la capacidad de llegar a más RPM del primero) y un V12 (ya que el 10 cilindros se mueve menos). Es tan rápido lo que tarda en llegar a el límite de revoluciones, que hubo que reemplazar el tacómetro análogo por uno digital, ya que la aguja no podía seguirle el ritmo al motor.
Como mencioné en pasadas reseñas, la máxima preocupación de los japoneses al construir la carrocería para un auto no es si termina siendo lindo o feo; es que sea lo más funcional dentro de lo posible en este mundo. De ahí, todas las tomas de aire y hendiduras que tiene el auto, y hasta se le moldearon los espejos laterales para enviar aire a las entradas detrás. También, se buscó maximizar el efecto suelo lo más posible. La matemática fue obviamente efectiva en cuanto al rendimiento, pero no se erró demasiado en cuanto a la belleza. De hecho, lo considero un auto lindo, en otro sentido que el clásico "Italia", pero muy lindo a fin de cuentas.
En el interior choca una variedad de materiales. Desde fibra de carbono hasta alcantara, pasando por cuero y metal se pueden encontrar dentro del LFA. Hecho a medida, el interior se siente deportivo, aunque al mismo tiempo cómodo. Los relojes son digitales, con números que aparecen del costado y se agrandan, colores que cambian y submenús que se deslizan a la vista; dándole un aspecto de PlayStation que personalmente me encanta.
La velocidad está impresa desde que uno empieza hasta que termina con el auto, aunque hay muchos que critican la caja de cambios. No se puede decir que el LFA es un auto fácil de manejar, aunque si logras el manejo perfecto, te bajas riendo. Todo el auto, al haber sido hecho pensando en la F1, logra muy buen agarre en las curvas, dado que todo el peso se buscó ponerlo lo más bajo y en el centro posible, el efecto suelo está muy bien logrado y los frenos son fantásticos. También se ofrece una variante especialmente ajustada para el circuito, llamada "Nürburgring package", que ofrece 10 BHP más, cambios más rápidos, suspensión más dura y ajustable, estabilizadores a los costados del parachoques delantero y un alerón fijo. Este paquete ofrece mayor velocidad, estabilidad y control.
El precio del Lexus es de U$D 375.000 (el Nürburgring Package cuesta U$D 445.000, convirtiéndolo el auto japonés para calle más rápido de la historia). Es muchísimo más caro que cualquier auto en su clase, doblando el precio de la Ferrari 458 Italia, de impresionante rendimiento y del Lamborghini Gallardo Superleggera, también grandioso. Y hasta llega a casi triplicar el precio del único Aston Martin de 4 puertas, el Rapide. Es verdad que se pueden encontrar otros superdeportivos con el mismo excelente manejo y desempeño, pero c criticarlo por eso es no entender nada. El LFA se ve y suena como ninguna otra cosa en la calle, por lo que al llevarlo a las 9.000 RPM te das cuenta que valió cada centavo.
En el interior choca una variedad de materiales. Desde fibra de carbono hasta alcantara, pasando por cuero y metal se pueden encontrar dentro del LFA. Hecho a medida, el interior se siente deportivo, aunque al mismo tiempo cómodo. Los relojes son digitales, con números que aparecen del costado y se agrandan, colores que cambian y submenús que se deslizan a la vista; dándole un aspecto de PlayStation que personalmente me encanta.
La velocidad está impresa desde que uno empieza hasta que termina con el auto, aunque hay muchos que critican la caja de cambios. No se puede decir que el LFA es un auto fácil de manejar, aunque si logras el manejo perfecto, te bajas riendo. Todo el auto, al haber sido hecho pensando en la F1, logra muy buen agarre en las curvas, dado que todo el peso se buscó ponerlo lo más bajo y en el centro posible, el efecto suelo está muy bien logrado y los frenos son fantásticos. También se ofrece una variante especialmente ajustada para el circuito, llamada "Nürburgring package", que ofrece 10 BHP más, cambios más rápidos, suspensión más dura y ajustable, estabilizadores a los costados del parachoques delantero y un alerón fijo. Este paquete ofrece mayor velocidad, estabilidad y control.
El precio del Lexus es de U$D 375.000 (el Nürburgring Package cuesta U$D 445.000, convirtiéndolo el auto japonés para calle más rápido de la historia). Es muchísimo más caro que cualquier auto en su clase, doblando el precio de la Ferrari 458 Italia, de impresionante rendimiento y del Lamborghini Gallardo Superleggera, también grandioso. Y hasta llega a casi triplicar el precio del único Aston Martin de 4 puertas, el Rapide. Es verdad que se pueden encontrar otros superdeportivos con el mismo excelente manejo y desempeño, pero c criticarlo por eso es no entender nada. El LFA se ve y suena como ninguna otra cosa en la calle, por lo que al llevarlo a las 9.000 RPM te das cuenta que valió cada centavo.
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