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Desde ya, el Caparo T1 no es el primer superdeportivo que se inspira en la F1 y en la era aeroespacial; pero sí lleva esa inspiración a un nivel mucho más extremo. Con un estilo directo de la F1, ingenieros salidos del McLaren F1 y dos veces más BHP por tonelada que un Bugatti Veyron, el T1 es el auto para calle más radical alguna vez creado.
Al igual que en la Fórmula 1, el motor del Caparo se encuentra detrás del asiento individual del acompañante. Es un V8 de 3.5 lt que desarrolló el equipo de IndyCar Menard, el cual produce un máximo de 575 BHP al llegar a las 10.500 RPM, lo que lo hace llegar a los 350 km/h y de 0 a 100 en 2.5 seg (ambas cifras son estimados). El reducido peso del auto de 470 kg, hace que el radio de BHP/Ton sea de 1.223, más del doble que un Bugatti Veyron, el auto más rápido en producción en serie del mundo.
El exterior trae a la mente diversas imágenes de autos de la máxima categoría del automovilismo mundial, y es lógico, ya que ese fue el objetivo desde un principio. Está completamente fabricado de fibra de carbono y, debido a su forma, produce un bajísimo coeficiente de arrastre. El spoiler delantero es regulable para poder pasar sobre reductores de velocidad y también posee un difusor que produce efecto suelo, para llegar a producir hasta 875 kg de fuerza peso, viajando a 240 km/h. El estilo es obviamente radical (y hasta psicópata) para las calles, y cualquiera se puede llegar a asustar si lo ve por su ciudad. No es necesario decir que nadie en sus cabales lo llevaría entre embotellamientos de Peugeot 206 y Ford Fiesta, a menos que sea una de esas personas que cree que Lady Gaga se viste discretamente, y que un traje de espejos está bien para ir al Wal-Mart. No es lindo, pero al mismo tiempo no es feo; eso sí, es loco.
El interior carece de todo tipo de lujos y comodidades, ya que uno de los objetivos en la construcción del Caparo fue la reducción de peso. Un segundo asiento se ubica detrás y a la izquierda del asiento del conductor, lo que hace parecer que el conductor tiene una segunda cabeza en su hombro. La marca ofrece cascos, arneses y soportes HANS, dado el gran peligro que representa conducir éste auto. El tablero, aparte de las usuales mediciones que proyecta el de cualquier auto, posee un registrador de datos de carreras y sensores para la velocidad del control de tracción y el control de despegue.
Muchas revistas y periodistas especializados aclamaron que el Caparo T1 podía ser el mejor auto de alto rendimiento de la historia, mientras que éste era un prototipo. Desde mi punto de vista, el hacerlo apto para calle fue un error catastrófico. Si no fuera por las regulaciones que se debe cumplir para poder ponerlo en los caminos, creo yo que la potencia se podría llevado a las ruedas más rápida y efectivamente y el peso se podría haber reducido, entre otras mejoras. Después de todo, ni siquiera es tan bueno como callejero. Para poder doblar efectivamente, se necesita que los alerones creen suficiente carga como para que las ruedas se peguen al piso y respondan a la dirección, por lo que hay que entrar a una esquina a 200 km/h. También es propenso a accidentarse, al llegar el punto de explotar, tópico que veremos luego.
El precio es, en en el Reino Unido (ya que es el único lugar dónde fue habiltado), de 235.000 Libras Británicas; un equivalente de U$D 380.000. En Estados Unidos fue únicamente habilitado para el circuito, como debería ser. El si es caro o no depende del punto de vista: es barato si se considera toda la tecnología aplicada, el desempeño, bla bla bla. Pero también es caro, ya que con esa cantidad de dinero se compran 3 (y casi 4) Nissan GT-R.
En Octubre de 2007, el programa británico Fifth Gear probó un prototipo del Caparo T1, cuando a causa de una falla en los contenedores de aceite el auto se prendió fuego viajando a 250 km/h. Esto resultó en una grave lesión por quemaduras al conductor Jason Plato. El defecto fue detectado por Caparo, que reforzó esa debilidad. En la prueba de Top Gear, un panel del suelo del auto se soltó, después de que el anfitrión Jeremy Clarkson se hubiera hecho el asustado por la experiencia de Plato. Luego, también hubo un problema con la inyección de combustible. Clarkson también mencionó otros dos inconvenientes: uno en el Goodwood Festival of Speed, donde el acelerador se trabo y fue difícil detenerlo, y otro caso en el que un periodista holandés lo estaba manejando en la presentación, cuando una parte de la suspensión se soltó.
Para terminar, este auto sólo me provoca honestidad. No recomiendo, si el dinero está disponible, adquirir uno. Yo mismo no lo haría, habiendo tantas buenas y variadas opciones. Es verdad que es un genial auto en el circuito, pero las características de calle lo desmejoran. La única manera que Caparo me podría convencer de comprar uno, es que hagan, por el mismo valor, una versión de alto rendimiento sólo para la pista.
El interior carece de todo tipo de lujos y comodidades, ya que uno de los objetivos en la construcción del Caparo fue la reducción de peso. Un segundo asiento se ubica detrás y a la izquierda del asiento del conductor, lo que hace parecer que el conductor tiene una segunda cabeza en su hombro. La marca ofrece cascos, arneses y soportes HANS, dado el gran peligro que representa conducir éste auto. El tablero, aparte de las usuales mediciones que proyecta el de cualquier auto, posee un registrador de datos de carreras y sensores para la velocidad del control de tracción y el control de despegue.
Muchas revistas y periodistas especializados aclamaron que el Caparo T1 podía ser el mejor auto de alto rendimiento de la historia, mientras que éste era un prototipo. Desde mi punto de vista, el hacerlo apto para calle fue un error catastrófico. Si no fuera por las regulaciones que se debe cumplir para poder ponerlo en los caminos, creo yo que la potencia se podría llevado a las ruedas más rápida y efectivamente y el peso se podría haber reducido, entre otras mejoras. Después de todo, ni siquiera es tan bueno como callejero. Para poder doblar efectivamente, se necesita que los alerones creen suficiente carga como para que las ruedas se peguen al piso y respondan a la dirección, por lo que hay que entrar a una esquina a 200 km/h. También es propenso a accidentarse, al llegar el punto de explotar, tópico que veremos luego.
El precio es, en en el Reino Unido (ya que es el único lugar dónde fue habiltado), de 235.000 Libras Británicas; un equivalente de U$D 380.000. En Estados Unidos fue únicamente habilitado para el circuito, como debería ser. El si es caro o no depende del punto de vista: es barato si se considera toda la tecnología aplicada, el desempeño, bla bla bla. Pero también es caro, ya que con esa cantidad de dinero se compran 3 (y casi 4) Nissan GT-R.
En Octubre de 2007, el programa británico Fifth Gear probó un prototipo del Caparo T1, cuando a causa de una falla en los contenedores de aceite el auto se prendió fuego viajando a 250 km/h. Esto resultó en una grave lesión por quemaduras al conductor Jason Plato. El defecto fue detectado por Caparo, que reforzó esa debilidad. En la prueba de Top Gear, un panel del suelo del auto se soltó, después de que el anfitrión Jeremy Clarkson se hubiera hecho el asustado por la experiencia de Plato. Luego, también hubo un problema con la inyección de combustible. Clarkson también mencionó otros dos inconvenientes: uno en el Goodwood Festival of Speed, donde el acelerador se trabo y fue difícil detenerlo, y otro caso en el que un periodista holandés lo estaba manejando en la presentación, cuando una parte de la suspensión se soltó.
Para terminar, este auto sólo me provoca honestidad. No recomiendo, si el dinero está disponible, adquirir uno. Yo mismo no lo haría, habiendo tantas buenas y variadas opciones. Es verdad que es un genial auto en el circuito, pero las características de calle lo desmejoran. La única manera que Caparo me podría convencer de comprar uno, es que hagan, por el mismo valor, una versión de alto rendimiento sólo para la pista.
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