Luego del apasionante Murciélago, Lamborghini tenía que lucirse en el sucesor. Y sin falta lo hizo, brindándole a la humanidad esta hermosa pieza del diseño y la ingeniería; el Aventador.
Del gigantesco V12 de 6.5 lt que mueve al Aventador, Lamborghini logró producir 691 BHP (que es casi 7 veces un auto normal), y con un peso de 1.575 kg., la bestia italiana va de 0 a 100 en 2.9 seg y hasta una velocidad tope de 349 km/h.
El diseño se inspira en los increíbles jets de caza, y lo demuestra con líneas filosas, puntiagudas y radicales. Todo esto, además de hacerlo impresionante a la vista, le ayuda en la aerodinamia y la estabilidad a altas velocidades. Tiene alerones en la cola, sobre las luces, controlados electrónicamente, para mejorar la fuerza peso. Las puertas, como en todo gran Lambo se abren hacia arriba. Los colores son trece, entre los que se encuentran éste hermoso naranja (llamativo al extremo) y blanco, además de otros 3 colores mate.
Según la marca del toro, las prioridades fueron cambiadas. Antes del Aventador, el orden era: velocidad máxima-aceleración-manejo. Ahora, todo se dio vuelta: manejo-velocidad máxima-aceleración. Pero, si la velocidad máxima (que es el 2º lugar) es de 349 km/h y la aceleración (3º puesto) es de 2.9 segundos, ¿eso quiere decir que el manejo es sorprendente?. Si, efectivamente. El agarre es alucinante, y gracias a la distribución de peso altamente precisa, es posible entrar a curvas a enormes velocidades y salir más o menos ileso.
Pero no todo es color de rosa. Lamborghini, al hacer del Aventador un auto posible de usar en la calle, vendieron un poco su alma. Esta bestia es fácil de manejar, es decente. No es Lamborghini.
Según la marca del toro, las prioridades fueron cambiadas. Antes del Aventador, el orden era: velocidad máxima-aceleración-manejo. Ahora, todo se dio vuelta: manejo-velocidad máxima-aceleración. Pero, si la velocidad máxima (que es el 2º lugar) es de 349 km/h y la aceleración (3º puesto) es de 2.9 segundos, ¿eso quiere decir que el manejo es sorprendente?. Si, efectivamente. El agarre es alucinante, y gracias a la distribución de peso altamente precisa, es posible entrar a curvas a enormes velocidades y salir más o menos ileso.
Pero no todo es color de rosa. Lamborghini, al hacer del Aventador un auto posible de usar en la calle, vendieron un poco su alma. Esta bestia es fácil de manejar, es decente. No es Lamborghini.
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