Renovación del Tuscan en 2005, luego del cambio de dueño de la
companía.
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El Tuscan de 2005, el Mk2, venía equipado con un seis en línea de 4.0 lt y 380 BHP, que lo llevaban de 0 a 100 en 4 seg y hasta su velocidad punta de 284 km/h.
El estilo es propio de TVR: líneas agresivas, masculinas, con pelos en el pecho y, por sobre todo, totalmente descabellado. No tiene término medio; si no lo amas, lo odias. Y el convertible todavía más lindo.Todo este espectáculo de fuegos artificiales es un alma gemela para un auto en el que un motor de 3.6 litros es mínimo. Es tan loco, que las manillas para abrir las puertas se encuentran bajo los espejos. Todo el auto fue hecho de manera tal que el motor esté lo mejor dispuesto posible, se lo puso lo más bajo posible para que el punto de gravedad se encuentre más cerca del piso y fue apoyado en el eje delantero para obtener mejor distribución del peso.
El diseño también conlleva una predicción común en todo el mundo, que dice "si el auto se ve así, ni imaginarme quiero cómo se maneja". Y con razón. Se le intentó mejorar el manejo a la versión de 1999 del Tuscan, pero fue un esfuerzo prácticamente inútil. La dirección se le hizo más dura, y no excesivamente responsiva como solía serlo. Pero aún es un auto difícil de manejar, con cantidades bíblicas de sobreviraje. El sonido que producen los seis cilindros es incomparable. Quizás se pueda comparar con autos que multiplican su valor, pero por los U$D 350.000 que la 599 GTB salía, trato de imitar el sonido con la voz.
El interior es minimista, por no decir austero. Trae dos asientos, un freno de mano, una radio y ventanas eléctricas. De hecho, ¡dos de ellas!.
Todo eso es lo que los que compran autos de la marca de Blackpool quieren; demencia, nada de practicidad. Los usuarios de TVR son ese tipo de persona que disfruta cosas a pesar de lo que su sentido común opina de éstas. Los conductores de TVR ven a los autos no sólo como medios de transporte ni máquinas del desempeño. Ellos ven a los autos como locura con4 ruedas.
El estilo es propio de TVR: líneas agresivas, masculinas, con pelos en el pecho y, por sobre todo, totalmente descabellado. No tiene término medio; si no lo amas, lo odias. Y el convertible todavía más lindo.Todo este espectáculo de fuegos artificiales es un alma gemela para un auto en el que un motor de 3.6 litros es mínimo. Es tan loco, que las manillas para abrir las puertas se encuentran bajo los espejos. Todo el auto fue hecho de manera tal que el motor esté lo mejor dispuesto posible, se lo puso lo más bajo posible para que el punto de gravedad se encuentre más cerca del piso y fue apoyado en el eje delantero para obtener mejor distribución del peso.
El diseño también conlleva una predicción común en todo el mundo, que dice "si el auto se ve así, ni imaginarme quiero cómo se maneja". Y con razón. Se le intentó mejorar el manejo a la versión de 1999 del Tuscan, pero fue un esfuerzo prácticamente inútil. La dirección se le hizo más dura, y no excesivamente responsiva como solía serlo. Pero aún es un auto difícil de manejar, con cantidades bíblicas de sobreviraje. El sonido que producen los seis cilindros es incomparable. Quizás se pueda comparar con autos que multiplican su valor, pero por los U$D 350.000 que la 599 GTB salía, trato de imitar el sonido con la voz.
El interior es minimista, por no decir austero. Trae dos asientos, un freno de mano, una radio y ventanas eléctricas. De hecho, ¡dos de ellas!.
Todo eso es lo que los que compran autos de la marca de Blackpool quieren; demencia, nada de practicidad. Los usuarios de TVR son ese tipo de persona que disfruta cosas a pesar de lo que su sentido común opina de éstas. Los conductores de TVR ven a los autos no sólo como medios de transporte ni máquinas del desempeño. Ellos ven a los autos como locura con4 ruedas.
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