El motor del GT-R es un V6 twin turbo de 3.8 lt. La potencia es un estimado de 520 BHP, ya que al ser hecho a mano, puede variar. Acelera de 0 a 100 en 3.8 seg, aunque muchos pudieron hacerlo en casi 1 segundo menos. La velocidad máxima es de 311 km/h aunque, también, puede variar.
Aunque la velocidad en línea recta sea impresionante en este auto, no es para lo que fue concebido. En realidad, fue concebido para doblar lo mejor posible, lo que se logró a partir de tracción 4x4, ruedas lo más anchas posible y una impresionante suspensión activa, la cual se actualiza constantemente para coincidir con el objetivo. Es tan brutal cómo toma las curvas, que se debió llenar las ruedas con nitrógeno porque el aire normal era muy inestable y se necesitó añadir una pieza a las llantas para que los neumáticos no se salgan.
La matemática japonesa que nunca falla, le brindó al GT-R el estilo de la carrocería. Ciertamente no es ninguna reina de belleza, pero la geometría es perfecta. Cada pieza, por simple que parezca, cumple una función. Todas las líneas están hechas de manera tal que el aire fluya hacia el gran alerón en la parte trasera.
Todo eso es sorprendente, considerando que es un auto cómodo. Uno puede, simplemente sentarse en él y completar un viaje sin tener que dejar la columna vertebral en el camino. Tiene dos asientos traseros, en el que entran humanos tamaño promedio. Tiene un baúl que tranquilamente puede cargar parte de tu equipaje. Todo el interior esta lleno de pequeñas chucherías electrónicas, como contador de Fuerzas G y millones de otras cosas incomprensibles para cualquiera.
Para la nueva versión del 2013, el precio es de U$D 97.000. Eso es el doble que el del Mitsubishi Lancer Evo X, pero todo esa cantidad de plata extra es justificada; el GT-R es mucho mejor que el Evo.
El Nissan GT-R cuenta con todas las condiciones para ser uno de los mejores autos que el mundo haya construido. Es verdaderamente una de las joyitas para cualquier conductor deportivo.