
No vamos a focalizarnos en sólo una generación del modelo, ya que básicamente, son todas iguales salvo unos pequeños retoques en el exterior.
El motor cambió a través de los años desde un cuatro en línea 1.0 L naftero de 49 HP (50 CV) hasta el que se vende hoy en día en el Classic; un 1.4 L que produce 91 HP (92 CV). Todos los motores de la historia del modelo tardan días enteros en llegar a 100 km/h, y cuando lo hacen, se sienten muy forzados, casi como una tortura para el propulsor. La velocidad máxima de la última versión es de 182 km/h, aunque pocos han llegado a tales cifras en el Corsa y vivido para contarlo.
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Corsa Classic |
Y en el interior este régimen del aburrimiento continúa. No sólo porque es todo plástico negro y hueco, sino porque se estancó totalmente en 1994. Cuando uno se sube a un Corsa, aún hasta los más nuevos, parece un viaje en el tiempo. Todas las mejoras en el refinamiento interior que se lograron en los últimos 20 años, en el Chevrolet se tiran por la borda buscando abaratar costos. Lo que sí es un punto a favor del Classic es que tiene varios artefactos que apuntan a mejorar la vida a bordo, como radio FM con USB, cierre centralizado y levantavidrios eléctricos.
Pero obviamente, el dinero que se gasta en equipar estos artilugios, tiene que salir de algún lado. Las dos versiones del Corsa más baratas (se venden sólo tres versiones distintas de este modelo) no poseen ABS ni airbag para el acompañante; y ningún Corsa del mercado argentino posee control de estabilidad. Por mi parte, no me molestaría prescindir de levantavidrios eléctricos o de una radio si eso significara más seguridad en el auto.
El precio del Corsa Classic base es de $(Argentina) 71.800. La versión siguiente cuesta $ 72.250 y el más caro; $ 76.450. Ahí está la razón del éxito comercial: el bajísimo precio. A nadie le importa que el exterior y el interior sean más aburridos que un choque de tortugas. Ni las evidentes faltas en la seguridad. Lo único que les importa a los clientes de un Corsa es gastar muy poco. Pero déjenme hacer una última pregunta: ¿No convendría esperar un poco más, y llegar a comprar algo mejor?
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