Cuando uno dice Suecia, en materia de autos, básicamente dice seguridad. Volvo y Saab son exponentes de esto. Pero Koenigsegg no sigue esta línea de pensamiento.
La marca sueca comenzó a construir, en el 2006, el predecesor para su CCR. El CCX posee un V8 de 4.7 lt. sobrealimentado hecho puramente por Koenigsegg (a diferencia del CCR, que usaba un motor de Ford Modular). El V8 produce 806 BHP (dependiendo de la gasolina), llega a los 395 km/h y acelera de 0 a 100 en nada más que 3.2 segundos.
Tiene un diseño hermoso, pero no da esa sensación que da la carrocería de un superdeportivo; una sensación de locura, diversión y velocidad. Lo único que da ese sentimiento son las puertas, las cuales se abren en forma de tijera (inútil en la vida real, tal como un superdeportivo). Pero ese diseño aburrido le da el mismo coeficiente de arrastre aerodinámico que un pez.
El Koenigsegg CCX es la extrema decencia sueca combinada con la locura italiana. Simplemente fantástico.
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